Termina. El día con sus horas eternas o apenas susurradas, los mundos que sostienen las miradas, despacio y breve, la película que termina y esas figuras en blanco y negro que dejan de moverse.
Termina. La copa vacía de champán por los brindis espontáneos cargados de buenos deseos, las instantáneas detenidas en la vejez que se ha convertido en estrella, rápido y eterno, la calle confusa con sus farolas y las luces encendidas anestesiando al crudo invierno.
Necesitar un orden en el caos, aprisionar la esencia robada a las palabras valerosas y las acciones exactas, cambiar el anochecer por el amanecer en las sonrisas dibujadas en la acera por el sol y, experimentar la empatía en los parques y jardines convertidos en refugio de indefensos e incomprendidos por la noche.
A fuego lento, insinuando las verdades mientras la sangre incendia las venas. Las plazas llenas, los consejos desacertados. Los cajeros llenos, pero no de dinero. Un mundo que corre pero que no termina de avanzar. Las imágenes detenidas en la lucha sin guerra y en la guerra sin razón. La televisión exhausta, los periódicos destrozados en miles de fragmentos sin orden ni concierto.
La vuelta al mundo en apenas unos cientos de días que han sumado un año. El concepto del tiempo disfrazado de horas vacías, pero llenas de momentos para recordar u olvidar. Pero olvidar es convertir una herida en un recuerdo, es sembrar la repetición en los próximos millones de minutos que conformen vidas con o sin sentido.
Termina. El nudo de la corbata deshecho, la seriedad olvidada en el metro, los cafés que roban sueños de madrugada, la gran ciudad latiendo al son de lo frenético de su existir. La relación de la casualidad con la causalidad, las dificultades que llegan de puntillas y terminan por extinguirse haciendo ruido.
Termina. El verano caluroso y expectante que da paso al otoño dorado a la espera de que llegue el tren cadencioso del invierno gélido. La obra de teatro, la pantomima que acompaña a la promesa y traspasa su acción a la vida real. La angustia que se llevó a la esperanza. Las balas que derramaron sangre y se llevaron nuestra inocencia e inacción.
Termina el año. Termina.